Un arquitecto de Canadá, Michel Green, icónico apellido, especialista en materiales de construcción basado en la madera, estima que los edificios del futuro serán de madera.
Las razones del profesional, son discutibles, refieren a la empatía de los habitantes con la madera, la calidez, el entorno, un sello de la naturaleza, sin embargo cuesta creer que las enormes estructuras de hormigón y acero puedan reemplazarse con un material que no parece presentar la misma resistencia.
Una razón sensata es que el fabricar materiales de construcción como el hormigón y demás elementos, requiere de más energía que los que llevaría fabricar casa de madera.
Sin embargo, hay una contradicción en el planteo, los árboles están lejos de ser un recurso que sobre, ya se estima que los libros están provocando un problema, no hay ni espacio ni tiempo para la cantidad de árboles necesarios para la vida tal como está, cómo irá a ser un planeta sin hormigón ni acero, parece poco probable.
El arquitecto Green ha fundado el Centro de Innovación y Diseño en Madera en la Universidad de North British Columbia, donde el edificio más alto logrado tiene 8 metros altura, casi 30 metros; a la par, prácticamente, con edificios antiguos que hay llegado a esa altura, siendo el mayor del mundo la Torre Stagthaus en Londres con 9 pisos.
La madera, ha sido históricamente un material que se comercializa para todo tipo de industria, mueblería, cosmética, recreación, libros, medicina, y un sinfín de utilidades, sin embargo, para edificios, tiene el límite de la fortaleza, su característica combustible, la humedad, la posibilidad de ser invadido por insectos, la ha sacado de la competencia en la creación de edificios, más allá de la altura a la que se puede llegar.
En Europa, especialmente en España defienden los edificios de madera por considerarlos económicos a la hora de refrigerarlos o calentarlos, sin embargo, habría que compararlo con los costos de mantenimiento, y utilización del terreno constructivo.
Los edificios de madera son una respuesta a los problemas medioambientales que están creando los edificios, y que no parece que haya políticas de disminución en el futuro a pesar de los esfuerzos en la creación de nuevos materiales de construcción.
La madera no tiene descanso.